miércoles, 23 de abril de 2014

LIVE

 La periodista tendría razón. Aquel beso sabía diferente, era diferente. Ni siquiera los de Sophie habían sido así.
 Aquel beso sabía a algo más que deseo y saliva. Sabía a la noche de Munich, a la soledad en compañía de esa plaza ahora desierta. Sabía a nuestros cuerpos sentados en el empedrado, a nuestras manos intentando encontrar más resquicios de piel escondidos bajo nuestras ropas. Sabía a Selena y a mí y a las historias que nos habíamos contado y a las que nos quedaban por contar. 
 Aquel era un beso que, definitivamente, podíamos calificar de real, único y verdadero. Y era nuestro, solo nuestro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario