lunes, 27 de enero de 2014

 A veces no te hablo, no te saludo, no te miro y no te busco, porque veo que tú no haces el esfuerzo por hacerlo, entonces ¿por qué yo sí? No, no es orgullo, es dignidad, pues entendí que esto es de dos y no de uno, así que no seguiré humillándome por ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario