lunes, 3 de febrero de 2014

 El otro día tuve una pesadilla horrible. Estaba en el suelo tumbada, sola. Notaba frío mucho frío, no podía moverme. Solo podía mover los ojos y escuchar. Oí unos pasos que se acercaban a mi. Era una persona a la que no había visto nunca. Se agachó y me tocó el cuello. Después alargó la mano detrás de mi cabeza tocó algo. Cuando recogió el brazo me pude percatar de que era sangre. Estaba muerta. No había nadie de mi familia o amigos. Estaba sola. Nadie lloraba mi pérdida. 

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